¿Cómo afectará el nuevo impuesto al diésel a los conductores?

El anuncio del nuevo impuesto al diésel previsto para 2025 reabre el debate sobre el coste real de este combustible y su papel en un modelo de movilidad más sostenible. La medida afectaría especialmente a conductores de vehículos particulares y plantea un cambio en la forma de entender el uso del gasoil en España.

Durante décadas, en España, quien tenía un vehículo diésel podía repostar algo más barato en comparación con un usuario que tenía un vehículo de gasolina. Sin embargo, este tipo de combustible ha sufrido una demonización desde hace unos años. Esto se traduce en que, ya en 2018, se propuso subir el impuesto al diésel, aunque la medida fue finalmente rechazada.

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Más tarde, llegó el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea, que pretendía impulsar la economía mediante los fondos Next Generation EU a cambio de fomentar la descarbonización y el uso de energías renovables, entre otras tantas propuestas verdes. Si el Gobierno quería recibir ese dinero de Europa, tenía que comprometerse a revisar la fiscalidad del diésel.

Y así llegamos hasta 2025: el 11 de abril era la fecha límite para aplicar este gravamen, a cambio de que España recibiera financiación de la Unión Europea. Sin embargo, su aprobación fue rechazada, por lo que el nuevo impuesto al diésel todavía no es una realidad.

¿Qué objetivos hay detrás de este impuesto al gasoil?

La finalidad del impuesto al gasoil es, sobre todo, equiparar el Impuesto Especial sobre Hidrocarburos (IEH) al de la gasolina, ya que el diésel se encuentra en el mínimo permitido por la Unión Europea. Además, si se consigue implantar este tributo, el Gobierno podría recibir el apoyo económico de la Unión Europea, con cerca de 460 millones de euros, que, según la Agencia EFE, corresponden con parte del quinto pago de los fondos europeos Next Generation EU.

¿Qué implicará esta subida del impuesto al diésel para los conductores?

Esta subida del impuesto al diésel, cuya propuesta es de 9,3 céntimos por litro más el 21% del IVA (11,3 euros por litro), implica que los conductores tendrán que rascarse más el bolsillo al repostar en una gasolinera. Esto significa que, por un depósito de 55 litros, el usuario pagará unos 6 euros más cada vez que lo llene. Por tanto, un conductor que llene depósito dos veces al mes acabará pagando al año unos 150 euros más respecto a antes de la llegada del nuevo impuesto, cuando se implemente.

En consecuencia, este aumento del impuesto al diésel tendrá un efecto disuasorio sobre el uso del vehículo y hará que quienes estén pensando en comprar un coche diésel se lo piensen dos veces, debido al sobrecoste del carburante.

¿El nuevo impuesto al diésel afecta a todo tipo de vehículos diésel?

Este nuevo impuesto al diésel está destinado a los coches y furgonetas diésel de particulares. En principio, no afectará a los vehículos que utilicen gasóleo de tipo B (uso agrícola, transporte y calefacción) ni al de tipo C (uso industrial para calderas). Además, previsiblemente, este impuesto no se aplicará en Canarias, Ceuta y Melilla.

¿Qué alternativas hay si se convierte en una realidad el nuevo impuesto al diésel?

Este gravamen sobre el diésel provocará que algunos usuarios quieran deshacerse de su vehículo y adquirir otro más sostenible, que además cuente con una etiqueta ambiental que permita acceder a zonas restringidas como la Zona de Bajas Emisiones (ZBE).

Entre las alternativas existentes en el mercado están:

Si tienes un vehículo diésel y te quieres deshacer de él comprando un vehículo nuevo más eficiente, recuerda que todavía está vigente el Plan MOVES III.

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